Al día siguiente, cuándo reemprendieron la
marcha, TAETON pudo observar claramente
durante el día "la presencia de la Divina Marï " en su manifestación de "esfera de luz".
Se la podía divisar entre
las verdes hojas de las copas de los árboles más altos.
La luz que emitía era muy parecida a la del
sol
por lo qué a veces a Taeton le parecía estar
"viendo dos SOLES en el cielo" ...
Había veces que "las dos RUEDAS de luz"
se
superponían una sobre otra.
El movimiento circular de la
"esfera" de Marï
- según se desplazaba en el aire sirviendo de
"guía" a Taeton y Lobo -
producía un curioso "efecto
visual" que resemblaba
"al sol
GIRANDO sobre sí mismo".
TAETON estaba encantado
con tal providencial ayuda.
Ese día, entre los troncos y ramas de los
árboles, pudo observar también a grupos de alces, ciervos y corzos que
retozaban felices entre los tiernos brotes de hierba que les ofrecía el suelo
del bosque.
Horas después, a la caída de la tarde, y
entre las hierbas de la ribera del Río
Nervión, pudieron ver simpáticas familias de armiños, visones, nutrías y
martas que secaban sus lustrosas pieles remoloneando bajo las tibias caricias
de los rayos del sol poniente.
Al mediodía se habían parado un rato en el Valle ZUIA para poder ver de cerca el espectacular
salto de agua que forma la "Cascada de Gujuli".
Es
en ese punto dónde, reunidas todas las aguas de los
arroyos que recorren la inclinada meseta, vierten
juntas su cristalino caudal y saltando alegremente todas al tiempo, caen
decididamente - cuál hábiles trapecistas -
sobre el Río
Altube que amorosamente las espera abajo para recogerlas entre sus
brazos.
Esa noche se detuvieron para descansar en "Campo Zaraobe" junto a los
musgosos bancos de piedra de "Kexaa-Quejana"
dónde tiempo atrás se reunían alcaldes, escuderos, fijosdalgos, merinos,
hombres buenos, vecinos, hermandades, cofradías y universidades de la "Tierra de Aïala" para
celebrar sus Juntas Generales.
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