El sol despedía a la tierra con sus
multicolores rayos ponientes, cuando a lo lejos empezaron a divisar la cima del
Monte Anboto que decididamente destacaba entre las otras a
su alrededor.
El astro solar desapareció emitiendo como
siempre su característico último rayo de color verde esmeralda. Tan pronto como se
ocultó en el horizonte, abajo en la tierra empezaron a aparecer, uno tras otro,
numeroso "puntos
de luz".
Al principio parecían
surgir espontáneamente, sin orden ni concierto.
Tras unos instantes, Taetón se percató de
que los que parecían inesperados puntos de luz, en realidad, formaban
una especie de gran "sendero con bordes luminosos" que encaminaban el vuelo del Águila hacia un punto en
la lejanía que brillaba como treinta veces más que cada una de "las
estrellitas de luz" situadas en los linderos de la improvisada "pista de
aterrizaje".
Cercanos ya a la “Gran
Estrella” vieron que la potente luz provenía de las llamas de
numerosas hogueras que, formando círculo, ardían en lo alto de la cima del
Sagrado Monte Anboto.
Cuándo al fin Águila Real detuvo su vuelo
suavemente en el centro de las hogueras, numerosos seres empezaron a surgir de
entre ellas dando la "bienvenida" a los recién
llegados.
Entre ellos se encontraban los tíos de
Taetón, Kirino
y Cloelia, asicomo su primo PRIXUS.
Tan amables fueron todos con él, que esa
noche cuándo Taetón, acostado ya, recordó semejante recibimiento, se sintió
profundamente conmovido interiormente.
- ¡Era siempre tan agradable
experimentar la sensación de sentirse "querido
y protegido"!.
* Taeton sintió
que en cierto modo era una criatura privilegiada por el destino. *
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