Eran los primeros días del mes de agosto
cuándo un gavilán trajo a Tío Kirino un mensaje procedente del Valle
del Pas redactado por su hermana Zinosura.
La tía de Prixus invitaba a él y a Taetón a
pasar unos días en casa de ella y su marido Xilenio que habitaban en las
tierras kántabras.
La noticia fue recibida
con mucha alegría por parte de Taeton.
El no se había esperado
para nada este nuevo viaje.
Desafortunadamente Prixus esta vez no
podría acompañarle ya que eran las fechas críticas en las que colaboraba con su
padre en la cosecha del trigo y otros cereales.
Al día siguiente toda la familia fue a
hacer una ofrenda de flores a los “aintznekoak" - "los
antepasados" -
pidiéndoles protección para TAETON durante el viaje que al día siguiente
emprendería.
Asimismo fueron al bosque y sobre el ara sagrada,
las "serorak" y las "freyras" imploraron - con
libaciones de leche, aceite y vino - los favores benéficos de "JAUNGOIKO"
- “El Señor de las Alturas”, es decir, "El Altísimo").
Tras un fuerte y melancólico abrazo a su
familia y amigos, TaetOn se acercó a su primo PRIXUS y mirándole al fondo de
los ojos le dijo:
- Gracias por todo. Espero volver a vernos pronto.
Luego subiéndose al lomo del Lobo Rey - y agarrado todo lo fuerte
que podía a su cuello - empezaron juntos a descender los 1.328
metros de
abruptas laderas del Monte Anboto en
dirección al no muy lejano Valle del
Pas.
La distancia que los separaba no era muy
grande pero el viaje sería dificultoso debido a la accidentada orografía del
trayecto.
Volviendo por última vez la cabeza hacia
atrás,
TAETON agitó la mano,
para dar el último adiós a su familia mientras les
decía:
* VOLVEREMOS
a VERNOS *
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